Personalmente me encanta el poema de Michel Mejías titulado “Todo depende de cómo lo quieras ver”.
Según el día, momento o circunstancia, me gusta más leerlo del derecho y otras veces del revés. Para mí, ambas están bien.
Todos sabemos que hay dos caras en una misma moneda, pero con frecuencia lo solemos olvidar y tendemos a mirar las cosas desde una sola perspectiva, quedando atrapados en patrones de pensamiento negativos y/o limitantes que nos hacen creer que es la única forma en que se pueden ver las cosas. Pero la verdad es que hay muchas formas diferentes de ver una misma situación. Y dependiendo como elijas verla, puede tener un impacto significativo en cómo te sientes y cómo reaccionas.
Imagina que estás viendo una película de terror con tu familia o con tus amigos. Uno de ellos se tapa los ojos porque no puede soportar ver las escenas sangrientas, otro se ríe para disimular su miedo, otro se ofrece a ir a por más palomitas y tú te concentras en ver cuáles son los trucos o los efectos especiales que se usan en la película para provocar miedo en el espectador ¿Quién crees que está viendo la película de la forma “correcta”? Pues como dice la canción de Jarabe de Palo: “Depende, ¿de qué depende? De según como se mire, todo depende…”
La mayoría de nosotros tenemos la habilidad de poder interpretar nuestra realidad desde diferentes puntos de vista. Aunque es cierto que la perspectiva que elijas, puede cambiar completamente la forma en que ves o interpretas una misma situación. Por ejemplo, si te caes en la calle, puedes elegir entre reírte de ti mismo y seguir adelante (si la caída no ha sido muy dolorosa ¡claro!), o puedes elegir sentirte avergonzado y humillado.
“Todo depende de cómo vemos las cosas y no de cómo son en realidad” C.Gustav Jung
Para poder desarrollar esta habilidad (como si fuera un músculo más de nosotros mismos) es necesario que nos entrenemos en cuestionar nuestros pensamientos negativos y explorar otras alternativas de pensamiento que nos ayuden a encontrar maneras más saludables de ver las cosas, mejorar nuestra capacidad para manejar el estrés y, por ende, mejorar nuestra calidad de vida.
Esto no significa que debamos ignorar los aspectos negativos de una situación, sino que podamos encontrar un equilibrio saludable entre lo positivo y lo negativo, para no caer en el sesgo del excesivo optimismo (o como ahora se denomina “positivismo tóxico”) ni en el del catastrofismo.
Si cambias la perspectiva, puedes encontrar nuevas formas de solucionar los problemas, reducir el estrés y mejorar tu salud mental.
Recuerda que tanto la "perspectiva del derecho como la del revés" están bien. No hay una única forma correcta de ver las cosas. Lo importante es que escojas aquella que te permita avanzar, encontrar soluciones y sentirte mejor.
Si actualmente te encuentras en una situación difícil de manejar, que te está sobrepasando y te resulta complicado encontrar una forma de ver (pensar) más saludable, no dudes en buscar ayuda profesional para que te ayude a explorar nuevas formas de ver las cosas y a desarrollar habilidades para mejorar tu bienestar ¡¡ Aquí sólo importas tú !!
Foto: Jayme Brown, Vantage (Washington)
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